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¿Por qué practicar tiro deportivo?

IDPA

Disparar en diferentes escenarios permite estructurar una disciplina psicológica, así como incrementa la fuerza, la estamina y la coordinación entre manos y ojos, además de que mejora las habilidades motrices.

 

La práctica de actividades de tiro deportivo tiene múltiples beneficios, desde las perspectivas física y mental. Disparar en diferentes escenarios construye una disciplina psicológica, así como incrementa la fuerza, estamina y la coordinación entre manos y ojos, además de que mejora las habilidades motrices.

 

A continuación, mencionamos algunos beneficios que no solo te convertirán en un mejor atleta sino también te permitirán disfrutar de una vida saludable.

Fortalecimiento del centro: Encontrar tu centro, ajustar tu cuerpo y permanecer quieto en tu práctica de tiro es un buen ejercicio para tu grupo de músculos grandes, ya que soportan una buena postura. Cuando los músculos abdominales están débiles, la espalda baja mantiene una presión y peso adicional de simples tareas como caminar. Fortalecer los músculos abdominales permite que el peso del tren superior del cuerpo se encuentre distribuido proporcionalmente, tanto hacia al frente como en la espalda, mejorando el equilibrio.

Fuerza en los brazos: La práctica de tiro requiere de fuerza, brazos y manos resistentes. En orden para disparar a tu objetivo, debes tener la parte superior de tu cuerpo estable. A menudo, nuevos tiradores no se dan cuenta que los músculos de los brazos necesitan sostener el arma en una adecuada posición para disparar con precisión.

Procesamiento mental: La resolución eficiente de problemas es un componente mayor en la práctica de tiro. La engrana lógica (mejor manera de hacer un disparo), las matemáticas (distancia del objetivo y ajuste de puntos de apoyo, así como manejar el número de cartuchos en el proveedor para los objetivos que requieren ser disparados) y el pensamiento crítico (pensar «out of the box»). Un viejo adagio dice que disparar es un 90% mental y un 10% habilidad. Para ser exitoso en la práctica de tiro deportiva o recreativa, un atleta debe estar dispuesto a trabajar primero sus habilidades y tareas mentales, para luego realizar sus actividades físicas.

Adrenalina: Sostener un arma de fuego, realizar la práctica de tiro libre o de competencia, puede ser una experiencia extraordinaria. La adrenalina no solo potencia temporalmente tu sistema inmunológico, sino que le indica a tu hígado que descomponga el glucógeno, la sustancia que provee tus músculos de glucógeno, la sustancia primaria de combustible de tu cuerpo.

Concentración mental: Mantener tus ojos enfocados hacia al frente, mientras mantienes una vista trasera de los objetivos borrosos requiere mucha concentración. También debes estar atento de tu dedo disparador. Presionar y volver, manejar el retroceso y el seguimiento de la vista te permite tomar decisiones en los disparos. El hecho de centrar tu mente en cualquier actividad o distracción resulta en un rendimiento máximo.

Estamina: Realizar diferentes etapas, llevar tu arma y munición en la cintura o en el pecho es un intenso ejercicio de peso. Atletas que compiten en un «corre con arma» entrenan con mucho rigor, no solo con un equipo pesado sino también en terrenos con diferentes tipografías. Practicar tiro no solo requiere estar con un buen acondicionamiento físico, sino que también debe tener concentración en las miras, control de la respiración y habilidad en el disparador.

Liberar estrés: Disparar permite a la persona de salir de las preocupaciones del día. Tienes que poner a un lado otros pensamientos mientras tienes un arma en tus manos y te concentras en la seguridad, procesamiento mental y habilidades físicas.

Visión: Ejercitar tus ojos es muy importante, para que puedas enfocar tu mirada al frente rápido. Esta es una buena habilidad motriz que puede verse disminuida si no se practica frecuentemente. Regálales a tus ojos un descanso del estrés de mirar un computador o un celular todo el día y realiza ejercicios simples cada día para concentrar tus ojos en objetivos de cerca y de lejos.

Mentalidad: Disparar puede generar sensación de miedo y peligro para algunas personas; sin embargo, una vez te has tomado el tiempo de entrenar apropiadamente, tus sentidos se elevan y tus miedos se reducen. Desarrollas una mentalidad en la que puedes controlar el arma y el arma no te controla a ti. Aprender a disparar es un gran camino para construir la confianza y el coraje, en el cual se extenderá a muchas áreas de tu vida. La mentalidad ganadora te entrega la confianza de que, si tú puedes completar la práctica de tiro, ¡puedes hacer todo lo que te propongas!

Disciplina: Comportarse responsablemente es un valor central de los dueños de armas. Seguir el decálogo de seguridad tanto adentro como afuera del polígono cultiva en la persona un sentido de disciplina superior

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